martes, septiembre 23, 2008

all cats are grey

creo que últimamente el mundo me cae mejor, a veces me repito que son los 19, quizás cuando ya vas terminando ese último trozo de adolescencia es cuando comienzas a dejar de sentir que los demás están tan mal o que uno está peor. me sincronizo un poquito, puedo ir en la micro sin darle el asiento a una señora y no hacerlo sabiendo que me importa no hacerlo, trato de no mirar sus manos porque posiblemente me dé pena, pero lo hago y me siento peor. y entonces pienso que yo también tuve un día malo, que también estoy cansada y que a los 19 tengo todo el derecho del mundo a que los huesos me pesen y a querer un maldito asiento. así que no me muevo, y me sigo sintiendo mal, pero me hago la dormida y me llegan pequeños rayitos de sol en la frente. sé que a esa hora de la tarde mi aspecto es malo, bien malo, sé que nadie va a dudar que estoy cansada.

actualmente no tengo tanta rabia, ni pena, ni estoy tan desadaptada. me da miedo dejar de ser tan estúpida y adolescente, no quiero tener 20 y que se me olviden las conversaciones a la salida del colegio, no me gusta cachar que ya no uso brillo labial sino un ardiente y barato lápiz labial rojo que a veces siento que me sirve de camuflaje. si hay alguien que me importa cerca, me gusta que me vea con los labios pintados. a ratos pienso que puedo solucionar todo lo que me desagrada de mi aspecto pintándome los labios.

sí, ya sé que estoy igual.

martes, septiembre 16, 2008

la chica que llora en la micro

por más que intento e intento la ficción no me sirve para cubrir la pena. no saco nada con inventarles la historia de una pendeja que se subió a la micro con ganas de hacer todo lo contrario, que aguantó, mientras trataba de reconocer su cara pálida y gastada flotando en el vidrio sucio, unas cuantas cuadras antes de dejar que escapara otra de esas gotas que ya habían salido como un río durante ese día.

ojalá me pudiera ayudar a matar la pena contarles que, en un momento determinado, las ganas de llorar de una persona pueden superar su vergüenza ridícula de lucir las lágrimas ante unos cuantos viejos indiferentes y viejujas preocupadas. que los lomo de toro son la instancia perfecta para secarse con la manga húmeda, que la piel arde de tanto insistir en esa operación de secado que no logra su objetivo por más de 3 segundos.

quiero convertir este día entero en un cuento triste que se perderá en una inmensa biblioteca.
en un cuento que nadie querrá leer nunca.
 
Todos los derechos reservados Pianitou Sociedad Anónima.