sábado, enero 11, 2014

el inevitable defecto es que es la nostalgia de cosas pequeñas y tontas

todavía es raro no estar en melipilla una tarde de sábado como hoy. no sé cómo escribir esto sin decir lo obvio, sin hablar de mi enorme pena, de cómo soy otra persona desde que todo se acabó. no quiero ni una hueá. he volcado toda mi vida a la pega y a la marihuana, las únicas dos cosas que valen la pena en medio de todo este desierto terrible.

te lloro en la micro, generalmente, de ida o vuelta a la pega. todos los malditos lugares de santiago están llenos de historias y recuerdos. me duelen. han pasado tantas hueás, quisiera tanto poder contarte o comentar alguna cosa. quisiera tanto fumar unos caños hasta que amanezca. acompañarte a hacer un trámite o cualquier mierda.

es raro haberme quedado con todo esto en las manos. ya han pasado seis meses, casi, y en medio, esa madrugada de enero en la casa de la sofi, con toda la gente que ya no está. incluido tú. no dijiste mucho, a ti no te rondan los fantasmas como a mí todo el tiempo, quizás no llevas esta pena en la guata para todas partes. como sea, escribir de esto hoy no tiene más sentido que la formalidad, la terapia, la superstición culiá de la que todos hablan. dejarte ir y dejarme ir a mí también no sé dónde chucha. ahogar el amor y salir de aquí. chau.

3 comentarios:

dobbs dijo...

guau! fuerte el post. realmente todo está impregnado de uno mismo, a tal grado de hasta las paredes están llenas de penas o alegrías. es bastante difícil desprenderse de sentimientos tan intensos, pero hay que hacerlo, no queda otra. suerte en el duro tránsito hacia la sanación.

Angardi dijo...

no se como di con tu blog, pero me gustó mucho harto demasiado, saludos!

despojada. dijo...

pucha vanee

 
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