viernes, agosto 26, 2011

sin sorpresas

los días avanzan tan lento y tengo insomnio todas las noches. creo que no he hablado más que para decir que sí, que no y para gritarle a los pacos en la velatón de hoy. no se siente bien arrancar sola del guanaco, de eso puedo dar fe, pero ya me estoy acostumbrando a no tomarle la mano a nadie. me estoy acostumbrando al silencio, a encender la radio más seguido para sorprenderme con temas que yo no elijo, escuchar programas y a no compartir el mate. creo que hasta me estoy llevando bien conmigo, volví a comprar el diario en el kiosco porque tengo tiempo para eso, para leerlo en la micro hasta que me mareo o para sentarme en un escalón frente al teatro de la chile, mirarlo y fumar un cigarro. todavía despierto sin muchas ganas en las mañanas, pero en las tardes comienzo a resignarme y la ausencia de planes se vuelve un plan en sí mismo. por primera vez en mucho tiempo he perdido el miedo a estar sola. quizás todo lo que pasó hasta ahora lo busqué y no es una injusticia más de la vida, ni parte de crecer, ni esas explicaciones que le doy a las cosas. quizás inconscientemente necesito esta independencia que da el no tener planes con nadie más que conmigo, sin esperar llamadas, ni una conversación nocturna porque algo de mí ya no pertenece a esos afectos que alguna vez estuvieron. se acabaron las expectativas. cuando era chica, me frustraba cuando mis amigos tenían que irse a sus casas, nunca quería dejar de jugar o de al menos contar con su compañía y no entendía cómo para ellos resultaba tan fácil, nunca lograba comprender esa resignación. durante este año, de a poquito, los días han avanzado hasta contagiarme esa pasividad, que ha tomado la forma de un estado anímico perfecto. 22 años me costó entender que nadie en esta vida es imprescindible.

3 comentarios:

moscardon diesel dijo...

contagio de pasividad es una buena forma de explicarlo, una vez estás a gusto contigo misma, en soledad, estás preparada para compartir esa misma soledad con los demás

despojada. dijo...

siempre me deprimo en las marchas, y me vengo en el metro cansada, hedionda a descontento y repito las mismas canciones que llego a escuchar a la casa.

Isabel Margarita dijo...

a mi me costo mucho dejar de pensar que siempre me rescatarían en donde estuviera, ahora ya no tengo miedo de salir sola, y no tener planes con alguien más, a veces me doy tiempo para mi, sin pensar en nadie más, suena egoísta, pero es necesario a veces, y hoy pareciera que sentirme que soy sola les molesta a mi familia, si me siento que no pertenezco a ella...


me gusto leerte cariños =)

 
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