domingo, julio 18, 2010

curá de espanto

estoy tan acostumbrada a odiar los domingos que hoy me quejé por inercia. mañana no tengo u, ni despertador, ni un pullman naranjo, ni una pasarela más helada que la cresta, ni un almuerzo tibio. la vida sin universidad es la cosa más sinceramente buena. mis dramas están donde siempre, pero por mientras parecen inofensivos. anoche me dí cuenta, entre el copete y los cigarros, que mis amigas están ahí cuando yo quiera, que esas instancias pueden repetirse aunque ya no tenga 16, que todavía puedo salir tambaleándome del baño, dejar que me hueveen, reírme con gente que ni conozco y gastarme toda la plata del celular en llamar a mi pololo para decirle las cosas que la sobriedad me reprime.

y, sobre todo, despertar al otro día preguntándome qué chucha hice ahora.
 
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