sábado, febrero 26, 2011

un roncito

no sé cómo llegué a la casa anoche. no tenía la intención real de tomar tanto, ni de llegar tan tarde, pero las cosas se dieron, el ron estaba bueno y yo un poco triste. la tristeza me hace tomar más rápido, sin asco, sin tanto trámite. escuché que hablaban de la izquierda latinoamericana, de la biopolítica, de gueás que yo no tengo idea, pero sonaban interesantes. en medio de los diarios viejos, con mi editor y toda esa gente bonita, quise quedarme ahí para siempre, olvidarme de mis otros roles en el mundo, ser siempre la practicante. por ahora, es el único espacio de mi vida donde las cosas van realmente bien. ellos no querían que nos fuéramos pero mi mamá anda cuática, pensé, así que mejor arrancar, además de otras razones que no voy a comentar aquí. me despedí de un beso de todos, menos del periodista nuevo que parece que estudió en mi u, no sé por qué. tomé al rodrigo de un brazo y caminamos por infante, riéndonos de estar tan curados y de cómo bajamos ese ron entre pocos. estaba bueno el ron, sí, me gustó más que el otro, era añejo parece, quizás por eso, hablábamos. al rato después, sujetando al rodrigo en el paradero, escapamos de un tipo al que le vi un cuchillo, pero no. al rato caché que era una tarjeta bip que no pude mirar bien, pero me quedé callada. los minutos pasaban y nada de micro y yo decía yapo, micro culia, micro conchetumare y el rodrigo se reía y yo le pedía disculpas. cuando la micro pasó y no subimos, todos venían curados, un viejo les decía a unas minas: cabras, ustedes no son lindas, pero igual están ricas. yo me reía mucho con él, con la rubia fome que iba al lado y nos miraba a todos con cara de asco. me cagué de la risa varias veces en verdad y le decía al rodrigo que no se preocupara, que ya íbamos a llegar, que relajao. no me acuerdo bien cuando se bajó, sólo sé que le abrí los ojos seria y le dije porfa, cuídate. un rato después estaba parada sola en pajaritos, con $500 en la mano para un taxi. por alguna razón me acordé de valpo, el único lugar donde he andado en ese estado, sola y sin miedo, que es lo mejor de todo. disfruté esos minutos como nunca, caminando desde longitudinal a mi casa, tratando de caminar derecho por esas calles tan vacías. pensaba asáltenme ahora po, culiaos, y claro, nadie me asaltó. creo que en adelante voy a poner mi vida en riesgo más seguido. llegando a mi casa, saludando con la mejor cara de sobriedad, le pregunté a mí mamá por el festival antes de decirle que tenía sueño, hasta mañana. me lavé los dientes sintiendo un asco infinito por la mezcla del ron y la pepsodent, me fui a la cama, tiré la ropa al suelo, me puse el pijama y me acurruqué junto a una almohada, con toda la gente lejos de mi cabeza y mi corazón, con el cerebro enjuagado en copete y el mismo pensamiento de todas las noches así: si no me duermo luego, voy a vomitar.

1 comentarios:

despojada. dijo...

es muy bacan curarse y andar por calles bien tarde, uno se siente menos perdedora y más valiente.

 
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