lunes, febrero 14, 2011

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en el viaje a la casa desde la pega hoy, me puse a pensar en por qué no es común tener depresión durante un mes y emborracharse todas las noches cuando se pierde un amigo. en el fin de los pololeos es cosa normal. no entiendo por qué no es así, si al final las dos cosas son tristes. como sociedad estamos acostumbrados a sufrir por el amor, a llorar un rato y a exigir que lo respeten, pero cuando un amigo sale de nuestras vidas (a menos que se muera, claro) en general es una cosa súper insípida. los recuerdos y lo mucho que uno puede extrañar pasa desapercibido en ese ejercicio post-final de una amistad, lleno de resentimiento o indiferencia recíproca.

yo no me siento tan distinta al resto, pero a mí todavía me da pena.

3 comentarios:

felipe feo dijo...

pucha, según yo, el amor está sobrevalorado, y el desamor, más aún. es cuático eso. quizás por eso uno acostumbra a sufrir más con esas cosas..

●₪[Diego]₪● dijo...

Total y absolutamente de acuerdo, compañerita!
Es algo que duele, pero se mezcla con un resentimiento -quizás- recíproco.
Peor es aún cuando la amistad se acabó por algo así como "omisión" o, mejor dicho, "dejarse estar"; ambos hacen como si nada, pero siempre hay mucho que decir, y las ganas de arreglar las cosas son -supuestamente- tremendas, pero al final del día te da "paja".
Saludos!

despojada. dijo...

pelear con un amigo es pal pico

 
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