no me resulta creer en la responsabilidad. menos el en orden. parece una condena desde chica esto de negarme a aprender lo que no me interesa. todos los años con un rojo o un cuatro suertudo en matemáticas y ahora, con exámenes por cada ramo que me tincó o enfermo de pulcro o enfermo de cuentero.
ser estudiante es a veces tan cuático como entrar al servicio militar. tienes que respetar los conocimientos que otros viejos culiaos decidieron que tenías que aprender, aunque no le veas el menor índice de utilidad. y es que no, no todos los conocimientos tienen que ser útiles, pero algunos por lo menos puedes guardarlos en la sección de interés personal, en ese cajón de huevadas que te gusta aprender sólo por placer. el problema de la universidad es que a veces no pasa nada con ninguna de las anteriores. así, en realidad hasta escribir se torna un proceso que te puede enseñar a hacer bien. y eso sí que es brígido.
y terrible.
en fin, cabros, aprobé semiótica. mañana a luchar por la historia según los vejetes (teóricos) y sería.
ser estudiante es a veces tan cuático como entrar al servicio militar. tienes que respetar los conocimientos que otros viejos culiaos decidieron que tenías que aprender, aunque no le veas el menor índice de utilidad. y es que no, no todos los conocimientos tienen que ser útiles, pero algunos por lo menos puedes guardarlos en la sección de interés personal, en ese cajón de huevadas que te gusta aprender sólo por placer. el problema de la universidad es que a veces no pasa nada con ninguna de las anteriores. así, en realidad hasta escribir se torna un proceso que te puede enseñar a hacer bien. y eso sí que es brígido.
y terrible.
en fin, cabros, aprobé semiótica. mañana a luchar por la historia según los vejetes (teóricos) y sería.