y sucedió. la pendeja más aspirante a rebelde que rebelde en verdad se cansó de la pena a la hora de la once, del hambre, del frío y del echar de menos de lunes a viernes. me devuelvo a la casita. y no, no voy a dejar mi u y, aunque usted no lo crea, menos mi carrera, pero yo creo que ya es suficiente por un rato de aventuras y cigarros. y es que más allá de que cuando me fui firmaba hasta por las canciones de mis estimadísimos beatles que jamás querría devolverme, yo siento que ya es hora de agachar el moño (cómo amo esa frase) y empacar.
estoy más grande, menos fumona (no acepto contradicciones en los post), aprendí a cocinar montones de cosas ricas (mentira, sólo champiñones salteados, arroz y puré en caja), tuve que pasar hartas veces la aspiradora y hasta limpiar el baño (iuck) y supe lo que era desesperarse cuando alguien movía un florero después de haber dedicado toda una tarde a ordenar. cosas realmente místicas para mí. también pude fumar en la cama todas las veces que quise, carretear sin avisarle a nadie, no hacer mi cama por más de una semana y aprendí que cuando uno está lejos de casa puede llegar a echar de menos hasta las llaves del lavamanos del baño.
es extraña la distancia y también las decisiones. me da un poco de lata tener que devolverme sólo por tres cosas: no voy poder fumar tanto en las noches, tendré que despertar más temprano y ya no podré salir a san jueves en el huevo. lo último es muy broma, creo que lo que más lamentaré será perder un poquito de esa libertad condicional tan de juguete a la que me había acostumbrado.
sería tonto despedirme de valpo porque me quedan quizás cuántos años más de cautiverio atada a esa ciudad tan linda y maldita a la que amo. y ojo, que no me voy porque me haya aburrido. creo que más que eso me aburrí de ya no pasarla bien.
así que buena onda, cabros, está prohibido tratarme de impulsiva-peligrosa como a cierta persona por ahí de pelito complicado.
me siento más libre y ruda que nunca.
estoy más grande, menos fumona (no acepto contradicciones en los post), aprendí a cocinar montones de cosas ricas (mentira, sólo champiñones salteados, arroz y puré en caja), tuve que pasar hartas veces la aspiradora y hasta limpiar el baño (iuck) y supe lo que era desesperarse cuando alguien movía un florero después de haber dedicado toda una tarde a ordenar. cosas realmente místicas para mí. también pude fumar en la cama todas las veces que quise, carretear sin avisarle a nadie, no hacer mi cama por más de una semana y aprendí que cuando uno está lejos de casa puede llegar a echar de menos hasta las llaves del lavamanos del baño.
es extraña la distancia y también las decisiones. me da un poco de lata tener que devolverme sólo por tres cosas: no voy poder fumar tanto en las noches, tendré que despertar más temprano y ya no podré salir a san jueves en el huevo. lo último es muy broma, creo que lo que más lamentaré será perder un poquito de esa libertad condicional tan de juguete a la que me había acostumbrado.
sería tonto despedirme de valpo porque me quedan quizás cuántos años más de cautiverio atada a esa ciudad tan linda y maldita a la que amo. y ojo, que no me voy porque me haya aburrido. creo que más que eso me aburrí de ya no pasarla bien.
así que buena onda, cabros, está prohibido tratarme de impulsiva-peligrosa como a cierta persona por ahí de pelito complicado.
me siento más libre y ruda que nunca.