no sé en qué momento dejé que pasaran cosas tan extrañas. ahora sé que tengo una enfermedad que consiste en querer absolutamente todo lo que no puedo y no voy a tener porque es la única forma de ganar permiso para soñar todos los días cuando voy en el bus a la u, de regreso, mientras espero la micro, en los 15 minutos después de que se acabó la once y en todo ese rato que me demoro en quedarme dormida. sonrío mientras lo pienso y después me enojo conmigo por ser tan tonta y juro que esta es una de esas cosas que nunca le voy a contar a nadie, porque creo que ya me excedí un poco en mis afán por enamorarme de circunstancias imposibles.
pucha.
pucha.
4 comentarios:
yo creo que sería terrible que un día dejaras de soñar con imposibles... pierde brillo la vida sin eso. así que no lo hagas nunca, porque te arrepentirás
he dicho! :B
ah, chucha... soy la konini :)
pero qué lata no enamorarse de nada, sería como si te llegase un escupitajo y no te importase.
qué lata po :)
las circunstancias y las coincidencias son de lo mas bacan.
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